EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA RELACIÓN MENTE-CEREBRO
Dr. Jorge González
Depto. de Neurología.
Escuela de Medicina.
Universidad Católica de Chile.
Depto. de Neurología.
Escuela de Medicina.
Universidad Católica de Chile.
Prólogo
¿Es la
mente el subproducto de la interacción de millones de neuronas y sólo existe
mientras el cuerpo la sustente; o acaso la mente existe antes del cuerpo y usa
del físico sólo como una vestidura transitoria?
En el
transcurso de la historia se han propuesto dos teorías básicas como respuesta a
esta interrogante: la mecanicista (materialista) y la animista (espiritualista).
En el
primer caso (mecanicista) deberíamos asumir que:
- La
mente es sólo una consecuencia del cuerpo y, por lo tanto, no está antes ni
persistirá después que éste deje de existir.
- El
libre albedrío es una ilusión, puesto que las conductas son reflejas y están
condicionadas por nuestra constitución orgánica y las experiencias adquiridas
en el transcurso de la vida.
En el
caso de ser real el planteamiento animista, podríamos sustentar la inmortalidad
del alma y la existencia del libre albedrío.
A través
de estos párrafos conoceremos a los principales exponentes de estas teorías y
sus contribuciones al estado actual del conocimiento. Veremos además como, la
respuesta a esta interrogante, tiene directa injerencia en el rumbo que debe
tomar la medicina, esto es, dirigida al hombre o al cuerpo.
Parte I: La Antigua Grecia (Siglo V A.C.)
Ya en la
antigua Grecia, esta civilización tan distante en el tiempo pero tan actual en
su ideología, se vislumbran las primeras tendencias.
Platón
(Atenas, 428-347 A.C.) atribuía a las ideas un grado superior de realidad,
siendo los objetos físicos sólo reflejos imperfectos de estos arquetipos.
Hablaba del cuerpo como la "cárcel del alma", y que ésta se
comunicaba con el físico desde el cerebro: "el alma inmortal tiene su
asiento en la cabeza, separada de las restantes partes del cuerpo por el
estrechamiento natural del cuello".
Nótese
que atribuye a la cabeza ser asiento de las funciones superiores (cognitivas)
del hombre, lo que constituye un gran adelanto a los conocimientos
neuroanatómicos de la época.
Para
Platón, el estudio y la investigación de las cosas físicas, incluyendo nuestro
cuerpo, es de importancia secundaria. Más vale ocuparse de los asuntos del alma
y del mundo de los arquetipos (ideas) que siendo más permanente, es más real.
Aristóteles
(Estágira, 384-322 A.C.), discípulo de Platón, situaba el pensamiento como
producto de la experiencia del cuerpo. Atribuía el mayor grado de realidad a
los objetos sensibles: "lo que hay en el alma del ser humano son meros
reflejos de los objetos de la naturaleza".
La idea
que tenemos de los objetos es producto de que alguna vez han impresionado
nuestros sentidos. Ej: la idea de animal surge de haber visto muchos animales,
formándose así en nuestra mente el concepto de los atributos que tiene que
tener un objeto para ser considerado de esta naturaleza. Si nunca hubiéramos
visto un animal, no existiría para nosotros esta idea.
Demuestra
la objetividad de los sentidos por su pasividad: "es necesario que los
mismos objetos que producen la sensación, existan independiente de la
sensación; pues el sentido no es sentido en si mismo, sino que hay algo fuera
del sentido que es necesariamente anterior a él".
De esta
manera valida y otorga una importancia primaria al estudio de los objetos
sensibles, dándole el impulso, que hasta hoy perdura, a las ciencias exactas.
Plantea
que en el hombre hay dos tipos de impulsos ("apetitos"):
- El
"apetito sensitivo" compuesto de los "sentidos exteriores"
(facultades orgánicas excitables por objetos externos) y los "sentidos
internos" (sentido común, la fantasía y la memoria).
- El
"apetito razonable" constituído por la "voluntad" que es
libre, divina e inmortal.
De esta
forma, explica la existencia del libre albedrío a través de nuestra conexión
con la divinidad, la que se expresaría por medio de la voluntad.
Hipócrates
(Cos, 460-377 A.C.). Su escuela planteaba que el cerebro, órgano frío y
exangüe, tenía por función condensar la flema sobrante de los diferentes
órganos, transformándola en líquido que cae como lluvia por el cuerpo a través
del sistema ventricular y los nervios. La enfermedad era producida por la
acumulación de flema cuando el cerebro no funcionaba bien.
Esta
teoría aún vigente en el siglo XVI sustentó el uso de sangrías, laxantes,
vomitivos y lavados con agua caliente para evacuar estas mucosidades
perniciosas.
Llama la
atención la enorme importancia que le da al cerebro en la génesis de la mayoría
de las enfermedades, importancia que la ciencia actual va corroborando día a
día.
Alcmeon
(Crotona, s. V A.C.). Fue el primer anatomista del que hay evidencia. Realizó
disecciones en animales. Comprobó la conexión entre los órganos de los sentidos
y el cerebro. Describió los nervios ópticos y el quiasma, llegando a concluir
que el cerebro es el órgano del entendimiento y que no sólo percibe las
sensaciones, sino que es el instrumento del pensamiento y la memoria. Con estos
conocimientos se adelante en dos mil años a su época, retomándose sólo en el
renacimiento esta línea de investigación.
Las
creencias griegas persistieron hasta el siglo XVI sin grandes modificaciones,
siendo durante este período las obras de Hipócrates y Aristóteles textos de
estudio obligado en las principales escuelas de medicina. Hoy en día, las publicaciones
de hace un año, ya se consideran absoletas.
Parte II: Época Moderna (siglo XVII)
Jorge
Stahl (Halle-Alemania, 1660-1734). Fue conocido como "el Gran Profeta de
la Medicina".
En su
obra principal "Theoria Medica Vera" expone: "todas las manifestaciones
de vida solamente son expresiones de la acción del alma. Lo material en sí es
de importancia inferior".
Se basaba
en que al morir, el cuerpo entra en rápida putrefacción, debido al abandono del
alma: "el cuerpo es solamente un órgano paradero para posibilitar la
existencia breve del alma sobre la tierra".
La
enfermedad contiene un trastorno de la supremacía del alma sobre el cuerpo. La
mayoría de los síntomas patológicos son expresiones de la acción del alma en el
intento de recuperar su poder.
Su
terapéutica se basaba en ayudar con mano cuidadosa al alma a recuperar su
estado normal, a calmarla si ésta se había excitado, a reforzarla si sus
reacciones eran demasiado débiles y, sobre todo, a facilitar las evacuaciones,
cuya administración era la misión principal del alma en su lucha contra la
enfermedsd (Stahl llegó a resistir 200 sangrías antes de su muerte).
Rene
Descartes o Cartesius (1596 - 1650). Filósofo y matemático francés. Luego de
recibir una cuidadosa educación científica, vió que lo aprendido no era
suficiente para saciar su sed de conocimiento y que además se fundamentaba en
débiles bases y prejuicios transmitidos por la inercia del tiempo. Decidió
abandonar las aulas y estudiar en "el libro del mundo".
Su
filosofía se basaba en la "duda", no sólo de las autoridades
intelectuales, sino también del testimonio de los propios sentidos: "no
existe nada que atestigüe con seguridad que nuestra existencia despiertos. sea
más real que durante el sueño".
Quería
otorgarle a los razonamientos filosóficos, la misma solidez que las leyes
matemáticas: "por encima de toda duda se encuentra que el pensamiento
tiene una existencia real" (cogito, ergo sum: "pienso, luego
existo").
Lo mental
era tan evidente para él, que no requería mayor análisis: "este yo, es
decir el alma por la cual soy lo que soy, es totalmente distinto del cuerpo y
más facil de conocer que este último y aún si el cuerpo no fuera, no cesaría el
alma de ser lo que es".
Lo
somático, en cambio, está sujeto a los errores de nuestros sentidos. Regido por
las leyes de la materia (ley de causa efecto), puede compararse con una
máquina.
Así
separa lo somático (res extensa) de lo espiritual (res cogitans), cuyo punto de
enlace sería la glándula pineal.
Al
definir el cuerpo como de naturaleza diferente al alma, permite estudiarlo sin
prejuicios, otorgándole un gran impulso al desarrollo de la fisiología
(recordemos que vivió en plena época inquisitorial, en que el estudio de los
fenómenos biológicos estaba muy limitado).
A decir
del famoso físico Nicolás Stenon: "Descartes fue el primero que se atrevió
a exponer las funciones del cuerpo humano, en especial del cerebro, de una
forma mecánica".
Tomás
Willis (1621 - 1675). Catedrático de filosofía natural en Oxford (Inglaterra) y
luego gran clínico en Londres. En su obra "De anatome cerebri"
(1664), ilustrado por el arquitecto de la Catedral de San Pablo, Christopher
Wren, se obsesiona en localizar a nivel anatómico los procesos mentales.
Describió
el anillo arterial de la base del cerebro y seis de los doce nervios craneanos.
Considera la contracción muscular como "una fuerza que es soltada por los
nervios a partir del sistema nervioso central". Localiza la valoración de
la verdad, el pensamiento y la memoria en distintas estructuras cerebrales (Ej.
la imaginación se asienta en el cuerpo calloso). Señala que los nervios que
controlan las funciones involuntarias (movimientos del corazón, pulmones,
estómago e intestinos) nacen cerca del cerebelo.
Luego de
estos brillantes descubrimientos, surge nuevamente la duda, ¿es el ser humano
algo más que una máquina?
Parte III: Época Contemporánea
Antonio
Damasio: Catedrático de neurobiología y director del Departamento de Neurología
de la Universidad de Iowa (USA). En su libro "El Error de Descartes" (1994)
expone que el cuerpo aparece antes que la mente tanto ontogénica como
filogenéticamente. Por lo tanto, lo físico es sustrato obligado de lo pensante:
"es indiscutible que la mente viene del cerebro".
Propone
una explicación biológica a la actividad mental, en base a los conocimientos
neuropsicológicos actuales. Esto implica que, contrario a lo que propuso
Descartes, la mente sí se rige por las leyes de la materia (causa-efecto):
"somos y después pensamos, y pensamos sólo en la medida que somos, porque
las estructuras y operaciones del ser causan el pensamiento".
Manifiesta,
a diferencia de Eccles, que las imágenes ocurren en las capas corticales
sensoriales primarias del cerebro.
El error
de Descartes sería "la separación abismante entre cuerpo y mente",
los cuales en realidad, serían de igual naturaleza.
"El
desdén de la mente, de base cartesiana, ha tenido dos consecuencias graves en
la biología y la medicina occidentales:
1°. En el
campo científico, el esfuerzo por entender la mente en términos biológicos
generales se atrasó varias décadas y es justo decir que apenas empieza. La
mente se dejó de lado, librada principalmente a la religión, la filosofía y más
recientemente a la psicología.
2°. La
medicina occidental ha desdeñado la enorme influencia que tienen los procesos
mentales tanto en la génesis como la recuperación de la enfermedad. Las
escuelas de medicina actuales ignoran las dimensiones humanas y concentran sus
esfuerzos en la fisiología y patología del cuerpo propiamente tal. Esto se ha
traducido en un sentimiento de insatisfacción general por parte de los
usuarios, en el éxito de las medicinas alternativas y en los innecesarios pero
muy reales problemas económicos que afectan el desempeño médico (hoy el médico
ha perdido mucho terreno como elemento diagnóstico y terapéutico dando paso a
exámenes y técnicas curativas sofisticadas, onerosas y enfocadas sólo al
cuerpo)".
John
Eccles. Neurofisiológico australiano, premio Nobel en 1963 junto a Hodkin y
Huxley, por sus trabajos en neuroexcitabilidad. En su libro "La persona
humana en su relación bipolar con el cerebro" (1976), basado en la
existencia de los fenómenos parapsicológicos ("psi"), plantea un
modelo en el cual "la mente no es una entidad física".
Los
fenómenos PSI están ampliamente estudiados y reconocidos en el ámbito
científico y, aunque no se conocen los mecanismos que los producen ni las vías
por las cuales se conducen , sí se sabe que no se ven influídos por el tiempo,
la distancia o barreras físicas. Se los considera fenómenos espontáneos (no
pueden predecirse ni producirse a voluntad). Dentro de ellos encontramos la
"Percepción Extrasensorial" (PES), en que el sujeto obtiene
información del mundo externo sin la intervención de su sistema nervioso
aferente (incluye la precognición, la telepatía y la clarividencia), y la
"Psicoquinesis" (PK) en que el individuo produce un efecto sobre un
objeto, sin mediación de su sistema nervioso eferente y muscular.
Según
Eccles, el punto de conexión entre el cuerpo y la mente sería la corteza cerebral,
la cual "no produce la imagen", sino una serie de descargas
eléctricas que la mente capta por un fenómeno de PES y luego decodifica en
forma de imagen, idea, etc... El movimiento también se origina en la mente que,
por un fenómeno de PK, estimularía la corteza motora desencadenando finalmente
las contracciones musculares necesarias.
Así, la
mente puede obtener información del medio en forma directa por la PES o a
través de nuestro cuerpo (órganos de los sentidos). Por otra parte, puede
modificar su ambiente también en forma directa por la PK, o a través de nuestro
cuerpo.
Epílogo
Como
vemos, pese a los grandes adelantos tecnológicos de este siglo, no hemos
avanzado mucho en el conocimiento de las leyes que rigen la relación
mente-cuerpo. En lo que sí están de acuerdo tanto los animistas como los
mecanicistas es que la mente, sea de origen divino o material, es de
importancia fundamental en la génesis y recuperación de las enfermedades. Así,
no hay ninguna doctrina que sustente una medicina orientada sólo a la
organicidad, dejando de lado la perspectiva humana del individuo, como a menudo
sucede en nuestra época.
La
filosofía, entendida como una disciplina globalizadora y práctica, es de gran
ayuda para no olvidar el verdadero objetivo de la medicina: "el
hombre".
Recordemos
las siempre vigentes palabras de Hipócrate: "no hay diferencia alguna
entre la filosofía y la medicina. No puede ser sólo ciencia lo que prodiga el
hombre que tiene en sus manos la llave de la vida y la muerte, el alivio de los
sufrimientos y el destino de las colectividades".
BIBLIOGRAFIA
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Damasio A. El Error de Descartes. Ed. Andrés Bello. Chile. 1996.
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Descartes R. El Discurso del Método. Ed. Ercilla. Chile. 1988.
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Lyons-Petrucelli. Historia de la Medicina. Ed. Doyma. España, 1984.
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7.
Randall J. La Parapsicología y la Naturaleza de la Vida. Ed. Diana. México.
1980.
8.
Vidal-Alarcón. Psiquiatría. Ed. Panamericana. Argentina. 1986.
www.daylimotion.com


























